Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) compró Dragados al Santander por 500 millones de euros, naturalmente con financiación del propio Santander.

Ahora ha vendido una pequeña parte de Dragados por 750 millones de euros (aunque si le restamos la deuda, le habría salido por 150 millones de euros.

Dragados Inmobiliaria, filial  de la constructora, poseía el 20% en Urbis, propiedad de Banesto, que luego le vendería al Santander. Hoy, por cierto, Reyal Urbis está refinanciando su deuda con el Santander al borde del abismo.

Naturalmente, compró Fenosa al  Santander pero sólo para quedarse dos años y colocársela a La Caixa. No le sirvió para comprar iberdorlas... porque la compra había sido apalancada y el primero en cobrar fue el prestamista, es decir, el Santander.

Con las autopistas de Dragados, especialmente Áurea, Pérez se hizo con la participación en Abertis que ahora vende a un fondo de capital riesgo destroza-empresas para comprar iberdrolas.

Conclusión: Pérez es un hombre muy rico aunque muy endeudado, muy poderoso aunque dependiente de los bancos. Exactamente, ¿qué es lo que ha creado?

Mis ataques a don Florentino no son algo personal. Simplemente, es un modelo de empresario que no me gusta.  Insito: el pecado anglosajónes es el de la especulación, el pecado del empresario español es el del apalancamiento, el funcionar siempre con deuda.

Diferencia entre un empresario y un financiero: un empresario es aquel que produce algo para la sociedad, el financiero, por contra, sólo compra y vende. Sí, además, compra apalancado, no entiendo qué aporta al bien común, dónde está el valor añadido. Es más, puede perjudicar a ese bien común si contribuye al proceso de colonización industrial de España. Y es importante que aún así cuente con grandes empresas, no porque las grandes empresa sean buenas -prefiero las pequeñas- sino porque es importante que las grandes decisiones de inversión, de creación de puestos de trabajo, se tomen en España. Así no se crearán puestos de trabajo fuera. Por no hablar del I D que generan esas empresas. El empresario crea puestos de trabajo, el financiero compra los puestos de trabajo que ya existían y, generalmente, se dedica a reducir plantilla para poder revender mejor lo comprado. El empresario hace empresa, el financiero hace negocios.

Porque la cuestión es ésta: Si Pérez logra hacerse con el control de Iberdrola estará tan endeudado que tendrá que recurrir a alguna de las grandes eléctricas europeas para cederles Iberdrola. Él saldrá ganando pero España saldrá perdiendo.

Tan sencillo como esto.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com