Sr. Director:

Perfectamente de acuerdo salvo en la expresión Si no fuera por su alianza con el Estado, sencillamente el Islam no habría sobrevivido. Humildemente pienso que es al revés. Hay un fracaso en la creación de riqueza de modelos económicos centrados en el clan, la jerarquia y refractarios a la libertad de mercado (que implica la igualdad ante la ley).

A la vez, los Gobiernos islámicos reproducen ese esquema de clan y jerarquía, con lo que abunda, más que una corrupción en sentido europeo, una endogamia -el majzdem- de poder que se apodera de los recursos del Estado. Como el Estado apenas llega a autosostener a esta elite, surge el poder del quíntuplo, la caridad a través de la mezquita, que es la que llega realmente a los barrios. Estos recursos redistributivos colocan al Iman en el centro de la asistencia social y cultural. De ahí su poder y prestigio.

Florece el Islam como fracaso del Estado. Si añade usted a eso que la Iglesia más rica es precisamente la wahabi -la más radical- comprenderá hasta que punto el Islam etc.

Luis Besa

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