Los partidos políticos se financian irregularmente no porque los que hacen trampa pongan en juego su honradez y su libertad por el supremo bien de la cusa, sino por dos razones más prosaicas:

1. Forrarse de dinero.

2. Financiar la maquinaria del partido que es la que les permite ganar elecciones, es decir, conquistar instituciones y repartirse los cargos... con cargo al erario público.

Lo es Filesa y lo de Gürtel (¡Qué horteras somos los españoles: palabras en alemán para referirse a nuestros casos de corrupción!) es lo mismo, independientemente de qué porcentaje va al capítulo 1 y cuál el capítulo 2, lo cierto es que me corrompo, no en beneficio del partido, sino en beneficio propio.

Ahora bien, la solución no puede consistir en dar más dinero público a los partidos políticos, porque son insaciables. La solución debe consistir en reducir los salarios de los políticos, para que su servicio al público sea vocacional, no profesional. No hay que poner límites máximos a la financiación de los partidos sino a los salarios de los políticos. Lo otro vendrá por añadidura. Y en tiempos de crisis se agradecería mucho una reducción de salarios de los políticos.

Eulogio López

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