La persecución del Gobierno Zapatero contra los presidentes de empresas privatizadas resulta ya tan descarada que sólo los tontos o los interesados están dispuestos a dudarlo. El Gobierno está empeñado en acabar con el presidente del BBVA, Francisco González, con el de Altadis, Pablo Isla, y con el de Endesa, Manuel Pizarro. Telefónica y Alierta se dejan para una segunda etapa.

Ahora se publica en prensa (no hay nada como presionar a través de la prensa) que BBVA tiene que desprenderse de Repsol YPF o de Iberdrola, algo así como obligarte a elegir entre Caín y Abel. Es claro que FG no pinta nada en Repsol YPF, donde manda La Caixa, y que, puestos a elegir, optaría por Iberdrola. Ahora bien, para FG todas las participaciones industriales son inversiones financieras, y de buena gana también prescindiría de su participación en la compañía eléctrica. Lo que quiere FG es un núcleo duro de accionistas que le apoyen o una absorción, a ser posible del holandés ABN. Sólo que éste no quiere.

Por lo demás, entre la clase empresarial nombrada por el Gobierno Aznar está empezando a surgir un razonamiento casi axiomático : si vienes a por nosotros, no tenemos nada que perder, por tanto, lo mejor es resistir. Si resistimos, a lo mejor ganamos. Como argumento, impecable. Menos mal que escaso ante un Gobierno dialogante, que si no...

Por cierto, si FG debe optar entre Repsol e Iberdrola, ¿por qué Botín no está obligado a optar entre Cepsa y Unión Fenosa?