City y HSBC sí tienen dinero para comprar el BBVA. En el Gobierno Zapatero preocupa muy especialmente una posible OPA del banco británico. FG asombra al mundo financiero : lo mejor es que los accionistas no sean consejeros. En Bilbao volvió a ponerse de manifiesto el déficit democrático con el que se gobierna los grandes bancos.

Lo peor de la triunfal jornada de Francisco González en la Junta General de  Accionistas del BBVA, celebrada en Bilbao el pasado sábado 26, fue su baladronada: no hay dinero para comprar el BBVA. Según él, para adquirir el BBVA hay que pagar un 30% o un 40% más que su capitalización, algo que nos situaría en los 70.000 millones de euros, pongamos por caso. Ya embalado, FG afirmó que no creía en los núcleos duros, que son un invento francés. Al parecer, este gallego tiene mala opinión de lo francés, pero es lógico que la zorra manifieste que las inalcanzables uvas están verdes, más que nada porque, si quitamos a Telefónica, resulta que entre todo el Consejo del BBVA apenas alcanza el 0,06% del capital.

En la misma línea, FG afirmó que el mejor consejero es el que no es accionista. Su ideal de microempresa es un máximo órgano de Administración en el que todos sean independientes, todos dominicales, todos ejecutivos, todos manejando el dinero de los demás y todos dependiendo de la confianza que deposite en él el señor presidente. Es lo que se le llama un banco moderno.

Los hay que piensan justo lo contrario : que el único consejero independiente, independiente del presidente y de la estructura de ejecutivos, es aquel que se juega sus dinero y que, por ello, no está dispuesto a que los ejecutivos se aprovechen de su pecunio, y defendiendo su faltriquera defiende la de los pequeños accionistas, que tienen sus mismos intereses. Es decir, el viejo refrán español: el el ojo del amo engorda al caballo. En cualquier caso, la doctrina FG recuerda las palabras del radiofonista Luis del Olmo, quien afirmara no escuchar nunca la radio para que no le influyeran.

Este es el esquema de gestión planteada por FG el pasado sábado, una vez concluida la batalla contra Sacyr. Sus compañeros de biutiblú (empresarios nombrados por el Gobierno Aznar) consiguieron que FG lanzara una serie de piropos y agradecimientos al consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri. No han conseguido, sin embargo, enseñarle a ganar con elegancia. FG piensa ahora que puede retar al Gobierno Zapatero.

La prima de compra planteada por el presidente del BBVA resulta discutible, pero aún son más discutibles sus palabras. Sí, sí hay dinero para comprar el BBVA. Por ejemplo, podría comprarlo el Citigroup, que estaría deseoso de hacerse con un banco europeo líder en Hispanoamérica. El City se atrevió hasta con Deutsche Bank, y el Gobierno alemán tuvo que improvisar una fusión entre los cuatro grandes bancos alemanes simplemente para parar al City.

Y aún estaría más dispuesto a comprar el BBVA el angloasiático, con sede en Londres, por tanto, banco de la Unión Europea, HSBC, segunda entidad del mundo por capitalización. El HSBC siempre ha mirado de reojo al BBVA, un banco con el que tiene todas las sinergias del mundo, y con el que lograría el banco global: precisamente, el HSBC está débil justo en Hispanoamérica.

Además, si el Santander ha comprado el Abbey National, ¿con qué fuerza moral podría el Gobierno español impedir la compra del BBVA por HSBC? Estamos hablando de un banco que acaba de mostrar sus cuentas referidas al ejercicio 2004: 11.000 millones de dólares de beneficio atribuido. Hablamos de un grupo que es tres veces el Santander. En definitiva, por no saber ganar, FG ha convertido al BBVA en el banco más opable de Europa. Y desde luego, muy apetecible. A esto era lo que, según dicen en la Vicepresidencia Económica, se refería Pedro Solbes cuando habló de mantener la españolización del BBVA. Si algo no deseaba Solbes eran unas palabras como esas.

Otra cuestión clave en la Junta fue la representación. En el Palacio Euskalduna se encontraban presentes el 53% del capital. Hablamos de representación virtual, dado que la real correspondía a 4.000 accionistas, de los cuales 1.700 eran empleados del banco que habían acudido a Bilbao pagados por la Dirección: la mejor clá con la que nunca haya contado un banquero.

Y es cierto que los acuerdos fueron aprobados por el noventa y mucho por ciento, pero se trataba de un noventaymucho del 53% allí representado y el noventaymucho eran en su mayoría votos obtenidos por delegación. El Consejo del BBVA no posee sino el 0,06% de todo el capital (si descontamos el 1% institucional de Telefónica). Por tanto, si un accionista (pongamos Sacyr) hubiera pedido la remoción del Consejo (en la Junta de 2004, Rafael Pérez Escolar solicitó la remoción del Consejo de Emilio Botín), habría triunfado, dado que Sacyr llegó a poseer el 0,4% del capital (el resto eran derivados) y hubiese ganado la votación. La hubiese ganado porque la ley impide en estos casos que el Consejo utilice los votos delegados. El pasado sábado, en Bilbao, volvió a ponerse en evidencia el déficit democrático que gobiernan a las grandes sociedades.

La tercera cuestión es que FG volvió a responder con displicencia (eso sí, esta vez no insultó a ningún accionista) a los pequeños accionistas allí representados. Especialmente, a José María Trevijano, el hombre que más ha luchado por los derechos del pequeño accionista en general y, en particular, para evitar que se siga suprimiendo de forma arbitraria el derecho de suscripción preferente del accionista en ampliaciones de capital y emisión de obligaciones subordinadas. Es más, la Comisión Europea acaba de darle la razón y ha solicitado a España que solucione esta injusticia con el pequeño accionista. Pues bien, FG liquidó el asunto en un santiamén: El señor Trevijano dice verdades a medias, porque es algo que está en tramitación. Muy cierto, está tramitándose el expediente con el que Bruselas amenaza a España por su legislación en la materia. Del contenido, ni una palabra.

Para leer la intervención de Trevijano en la Junta de Accionistas del banco, celebrada el sábado 26, pinche aquí.