Cinco días después de entrevistarse con el secretario del Estado vaticano, Angelo Sodano, la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, amenaza nuevamente a la Iglesia Católica a quien exige financiación. La verdad es que bastaría con elevar del 0,5 al 0,8% la cuantía que los españoles pueden dedicar de sus impuestos a la Iglesia y otras asociaciones humanitarias para que se solucionara el problema. El resto de lo que De la Vega llama autofinanciación, o subvenciones del Estado (acaba de decir que la Iglesia Católica está tratada en España mejor que en cualquier país de Europa, lo que, esencialmente, es falso).

El ex ministro Carlos Solchaga amenazaba a la Iglesia con otras formas más sutiles: por ejemplo, con introducirles en el régimen fiscal en impuestos como la contribución urbana. Pero el zapaterismo es un poco más zafio en la materia, lo que le va es la mentira pura y dura