He leído en el libro titulado El triunfo de la Inmaculada, del que ya he hablado en otras ocasiones, los siguientes párrafos. Con ello espero ser expulsado de forma definitiva e irrevocable del club de la modernidad. Una vidente madrileña, Marga, a quien ya me he referido en otras ocasiones, relata este diálogo suyo con Cristo:

-"¡Qué pena esas mamás que no están o ésas que vienen tan ajadas que apenas les quedan fuerzas para acostar a sus hijos! Los hijos vagarán toda su vida, en la edad adulta, intentando encontrar esa madre que no tuvieron. Y no habrá quien le supla… La mujer de hoy en día se enfrenta a múltiples tentaciones que la hacen apartarse de su condición de esposa y madre.

-Pero, a menudo, quedarse en casa, ¡es tan doloroso!

-¿Preferís el dolor del infierno Todos los vuestros echados a perder sólo por unos triunfos y glorias mundanas momentáneas. Toda la infelicidad de los vuestros, los hijos no nacidos o abortados, el papel como cristianas unidas a Cristo en la cruz, desdeñado. Vuestro libro de la vida inconcluso… todo por unas glorias mundanas momentáneas, que duran un momento, pensad si os merece la pena.

Queridas ama de casa. Por vosotras se salvan las que vilipendian su fortuna. Orad. Rezad, sacrificaros por todas ellas. Sí, ellas os desprecian. Pero vosotras: amad.

A renglón seguido el diálogo adquiere tintes que pueden parecer contradictorios con lo anterior. Pero no sólo es contradictorio, sino complementario... en la cosmovisión cristiana de la vida:

-Hija mía, quiero hablarte del problema más grave en que viven hoy las madres y esposas cristianas. Tener como Dios al marido. Son madres y esposas erradas.

-Mamá, pero no serán jóvenes, porque esto ahora no se da.

-Estás muy equivocada, hija, porque es en las jóvenes donde más se da.

En la era del feminismo!

-Sí, correcto, pero feminismo errado, machismo. Muchas de ellas desertaron de sus labores por gustarle a él. Se convierten en esclavas de sus gustos y él, lo que está es hastiado de tanto placer y de tanto recibir. Su vida está enfocada a su marido, a sus gustos y caprichos, aunque se creen con 'la sartén por el mango'. Se busca la unión en las afectividades, pasando por encima de los principios que haga falta. Ella anhela, más que nada en el mundo, sus atenciones. Y por ellas venden hasta su alma.

Es el feminismo errado, quien convierta a la mujer en esclava del hombre. Es el Cristo el que la libera de esa esclavitud por el mecanismo de amor: cuanto más te entregas más eres tú misma. Pero ojo, sin violentar tu conciencia. Me someto al ser amado porque quiero, libremente, y porque el ser amado sabe que amar es lo contrario de utilizar. Los que en semana, decía Tagore, no se miran el uno al otro, miran los dos juntos en la misma dirección: Cristo."

Esto es lo que nunca entenderá el feminismo. Lo que nunca entenderán ni Soraya Rodríguez ni Soraya Sáenz de Santamaría. Bueno, siempre me queda la esperanza

Para para poner el broche a estos cinco ladrillos sobre este virus de la sociedad actual, el feminismo, que les ha soltado a lo largo de la semana, propongo la prueba del algodón para demostrar que el feminismo es irracional a fuer de un peligro para la humanidad. La prueba del nueve es ésta. ¿Por qué las feministas y los 'feministos' interesados -o bobos- no hablan de otra cosa que de sí mismas Ni siquiera hablan de la mujer, más bien su griterío rabioso no es sino la prueba de su propia desesperación.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com