Ocurrió el pasado verano. Todos los hijos de los grandes magnates hispanoamericanos se reunieron en una Hacienda venezolana para "estrechar lazos". No hay nada como estrechar lazos que en los saraos de alto nivel. Donde estén los saraos que se quite el golf.

El orador estrella del encuentro "informal" fue el ex presidente Felipe González, quien como todo el mundo sabe, es un "hombre de Estado". Ahí estaban todos los que mandan de verdad, más del 50% de la riqueza del Continente de la Esperanza, la verdadera mafia del poder. Dinero llama a dinero. Esa es la verdadera red del poder. Heredarán los negocios de sus mayores, seguirán controlando las sociedades y los gobiernos. Y golpearán a la Iglesia si se interpone en sus negocios.

Para algunos esta es la verdadera masonería actual. Quizás. Lo que es seguro es que González se ha convertido en el protohombre del dinero hispanoamericano. Por otra parte, el lugar elegido, tampoco es casual. Venezuela es el lugar donde Felipe instaló su residencia tras abandonar el poder. Buenas fincas y mejor vida. Además, es la tierra de Hugo Chávez, artífice de la revolución bolivariana, o sea antiamericana. A los Slim de turno todo eso les parece muy bien mientras ellos sigan manteniendo los resortes del poder. Y lo peor de todo es que a Chávez también. La oligarquía se perpetúa y la miseria permanece.