Sr. Director:

La crisis mundial ha acentuado la dislocación social-materialista que pone su fin en el "tener" y se olvida de que sobre todo "es".

Pero la felicidad no se compra en los mercadillos y nunca está de rebajas, no se atrapa en los mentideros del ocio sino que fluye de la profundidad insoldable del alma. Desde el "conócete a ti mismo" han pasado algunos años, pero seguimos sin conocernos ni amarnos porque vivimos para satisfacer los instintos más primarios del hombre-animal que hay en nosotros.

Por eso, viene al caso el legado de un experto en humanidad: "En realidad, es a Jesús a quien buscas cuando sueñas con la felicidad. Él te está esperando cuando no te satisface nada de lo que encuentras. Él es la belleza que tanto te atrae. Él es quien hace nacer en ti esa sed de radicalidad que te impide ser un conformista. ()

Es Jesús quien suscita en ti ese deseo de hacer algo grande con tu vida". Después de todo, Dios tenía razón al crearnos para Él, porque fuera de Él sólo hay soledad y desesperación.

Lisa Justiniano

juslis7@gmail.com