• Argumenta que los últimos gobiernos han hecho demasiados ajustes en el gasto farmacéutico y, claro, sus cuentas se resienten.
  • El proceso de concentración en el sector afectará en España -Pfizer y AstraZeneca son el último caso- a 12.000 trabajadores.
  • El farmacéutico es uno de los sectores más ideologizados, por los productos que promociona y comercializa.
  • Farmaindustria olvida que la única diferencia entre un fármaco con marca y un genérico es que el bolsillo del ciudadano se resiente menos.
  • Y que el ajuste del gasto farmacéutico es necesario para evitar el despilfarro en el sistema público de salud, una amenaza para el déficit fiscal.
  • También pide la complicidad del ministro de Hacienda para que las autonomías puedan pagarles más.
  • Y al mismo tiempo, los laboratorios mantienen un contencioso en Andalucía: exigen que convoque una nueva subasta de equivalentes terapéuticos.

La poderosa industria farmacéutica siempre tiene frentes abiertos, a pesar de ser uno de los sectores con beneficios más sustanciosos. El martes de esta semana, los representantes de la patronal Farmaindustria se reunieron con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (en la imagen), para trasmitirle, cómo no, que ya está bien, que durante estos años los gobiernos han hecho demasiados ajustes en el gasto farmacéutico y, claro, sus cuentas se resienten. Como es natural, por otra parte.

Entre un fármaco con marca y un genérico, sólo hay una diferencia: que el bolsillo del ciudadano se resiente menos. Y junto a eso, hay una realidad inquebrantable: que los ajustes en gasto farmacéutico del Estado han sido y siguen siendo una necesidad imperiosa (el despilfarro, por falta de eficiencia y racionalización, es sonoro) para controlar el déficit público, lo que nos cuesta el sistema público de salud.

Prueba de lo que a Farmaindustria le preocupan los precios es que plantearon a Montoro la necesidad de un marco estable y predecible sobre los precios y el acceso a nuevos fármacos (¿se imaginan que un fabricante de coches tuviera la fórmula para saber cuál va ser la demanda). En otras palabras, lo que Farmaindustria quiere es a un Montoro (o sea, Hacienda) cómplice para que las autonomías puedan 'enrrollarse' un poco más con los laboratorios. No hay que olvidar que las autonomías tienen las transferencias en Sanidad, pero también el ojo de Hacienda para que vigilen su déficit. A la industria farmacéutica le encantaría que las comunidades pagaran más y a tiempo.

Así se explica otro de sus frentes, en ese caso con la comunidad andaluza. El mismo día que los representantes se reunían con Montoro, Farmaindustria anunció que emprenderá acciones legales contra la Resolución del Servicio Andaluz de Salud por la que convoca la nueva subasta de equivalentes terapéuticos. A juicio de Farmaindustria, la Junta se excede de su ámbito competencial y discrimina a los pacientes andaluces porque evita que se receten determinados fármacos aunque el médico los considere idóneos para el tratamiento.

A Farmaindustria no le preocupa, sin embargo, el efecto en empleos que implica el innecesario proceso de fusiones en el que está inmerso el sector farmacéutico. Lo publica este miércoles El Economista. Según la información de Alberto Vigario la oleada de compras y fusiones entre las grandes multinacionales afectará en España a 12.000 trabajadores, un tercio de la plantilla. Y es que todas esas compañías implicadas están en nuestro país. No sólo Pfizer, que quiere 'comerse' a AstraZeneca: también Novartis, GSK, Lilly, Valeant, Allergan, Bayer y Merck Sharp&Dohme (MSD).

¿Qué está ocurriendo, en realidad, que el poderoso sector farmacéutico se encuentra inmerso en un proceso de concentración peligroso. Y cuando eso sucede, ya se sabe cuál es el guión: que las ideas pasan a segundo lugar. Manda sobre todo el interés, y en esos niveles, el interés casa poco con la ética. El farmacéutico es uno de los sectores más ideologizados a través de los productos que promociona y comercializa (abortivos, anticonceptivos -potencialmente también abortivos-, dietas milagro, fármacos para una belleza imposible…). Es para todo eso para lo que trabajan los departamentos de investigación y desarrollo (I D i).

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com