Sr. Director:
Hijo, hoy quisiera hablarte del pecado original. Ya sabes que en algunas religiones todo ser que viene al mundo lo hace con el pecado original.

Este pecado viene heredado de generación en generación por haber desobedecido Adán y Eva el mandato divino. Esto, que hoy día es difícil de entender, la profunda crisis que padecemos hará que lo comprendas a la perfección y te prepares para la penitencia que te corresponda.

Hijo, yo no soy culpable y tú tampoco de que en nuestro país, y no hace tanto tiempo, se hayan construido aeropuertos peatonales. Yo no soy culpable y tú tampoco de AVEs innecesarios. Yo no soy culpable y tú tampoco de haber hecho de España una gigantesca ONG.

Yo no soy culpable y tú tampoco de los innecesarios, inmorales y ofensivos traductores en el Senado. Yo no soy culpable y tú tampoco de los ERES  andaluces fraudulentos. Yo no soy culpable y tú tampoco de Bankia y similares.

Yo no soy culpable y tú tampoco de millares de paniaguados enchufados. Yo no soy culpable y tú tampoco de embajadas autonómicas, ya en el extranjero, ya en la propia España. Yo no soy culpable y tú tampoco de…

Ahora entenderás con meridiana claridad la penitencia que te espera por el pecado que otros cometieron y que tú tendrás que expiar con tantos y profundos recortes que te sumirán en el infierno de la pobreza.

A diferencia de Adán y Eva, que fueron expulsados del Edén, los culpables de tus profundos sacrificios siguen viviendo en el paraíso gracias a sus máximas pensiones, indemnizaciones escandalosas y sueldos vitalicios.

Manuel Villena Lázaro