El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, asegura que la operación en Libia ha resultado uno de los "mayores éxitos" de la organización militar.

Así es: hemos acabado con un tirano excéntrico y lo hemos cambiado por una tiranía fanática. ¿A que es estupendo?

A los libios les espera la 'sharia', pero la OTAN está muy orgullosa de su nuevo estilo: bombardear desde el aire y dejarles el trabajo duro -las guerras siempre las gana la infantería- a los enemigos de mis enemigos, sean o no mis amigos. Respeten o no los derechos del hombre.

Occidente ha fracasado en Túnez, Egipto, en Libia, en Irak en Afganistán y sigan ustedes contando. Tanto si se ha tratado de una invasión terrestre, como de un apoyo militar aéreo a los convergentes como si se han alentado manifestaciones, protestas callejeras para derrocar a un tirano, a Occidente se le ha olvidado que el objetivo final no puede consistir en derrocar a un tirano sino en establecer un régimen de libertades. Occidente siempre falla en lo mismo: el relevo.

Y ahora se encuentra con un mapa islámico con dos polos opuestos: su amiga, la tiranía árabe, y su enemigo, la tiranía de Teherán. Podría perder el uno y tener que enfrentarse al otro. Mejor no pensar en las consecuencias.

Al menos, Occidente, antes de meter la pata otra vez, debería exigir libertad religiosa para los cristianos en las tierras 'liberadas'. Pero somos tan tontos que ni eso: sería pecar de confesionales.

Eulogio López

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