Entre las lindezas que el presidente boliviano, Evo Morales, dedicó a España y a los españoles, durante la Cumbre entre la Unión Europea e Hispanoamérica, que se celebra en Viena, ha pasado inadvertido el apunte indigenista. El líder cocalero se refirió a los 500 años de expolio de Bolivia, según él ejecutado por España y los españoles.

Tras advertir que Zapatero no ha cumplido su palabra de duplicar la ayuda española a Bolivia y de condonar la deuda exterior de aquel país, Morales reabrió la herida. Además, seguro que las petroleras, por ejemplo Repsol YPF, no recibirán compensación alguna por lo que cada día que pasa parece más una expropiación que una nacionalización.

Mientras, España callaba, e incluso el portavoz de Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana, manifestaba que seguramente Evo Morales había comprendido la necesidad de que exista cierta seguridad jurídica. Los brasileños respondieron de forma muy distinta. El Gobierno Lula manifestó que no acepta las críticas de Morales a Petrobrás, la petrolera brasileña, principal operadora en Bolivia.