En Día Mundial del Enfermo, Benedicto XVI ha dejado claro cuál es la receta católica para el enfermo : cuidados paliativos y afecto.

Es una confusión que ha generado una maraña: para los partidarios de la eutanasia, se trata de matar al enfermo sin dolor. Para la Iglesia y para, al menos por el momento, la inmensa mayoría de los médicos, se trata de reducir el dolor, incluso cuando la medicina aplicada pueda reducirle el tiempo de vida. Eso, y el afecto que exige saber que estamos hablando de un ser humano, cuyo dolor exige la ayuda de quienes le rodean.