Sr. Director:

Mucho se está hablando estos días de la incorporación de nuevos países a la Unión Europea. Considero que es una buena oportunidad para mirar atrás y recordar a uno de los padres fundadores de la Unión: Robert Schumman.

Gran político, humanista y católico de profundas convicciones llegó a la conclusión  que para que no se volviera a repetir el desastre de la Segunda Guerra Mundial sólo había un camino posible: el perdón ("No hay paz sin justicia ni justicia sin perdón").

No entiendo cómo muchos políticos se niegan a que se reconozca la herencia del Cristianismo en la Carta Magna europea, cuando hasta las mismas instituciones europeas surgieron con la inspiración de valores cristianos y gracias al empeño de personas que, como Robert Schumman, creían firmemente en el humanismo cristiano como motor para generar una Europa renovada.

Tristemente hoy las instituciones comunitarias se han reducido a simples comités de negociación, de reparto de poderes o de dinero, plagados de políticos considerados de segunda categoría (los desplazados de la política nacional).

Hoy, más que nunca, hacen falta líderes que dirijan de nuevo la construcción europea basada en valores, en principios sólidos que hagan posible que, en palabras del Papa,  "Europa sea ella misma" y llenen a los ciudadanos de ilusión por construir algo que merece la pena.  

Fernando Pérez

 

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