Hay quien piensa que habría que expulsar a China de la OMC hasta que cumpliera con unas normas laborales básicas; evidentemente no lo vamos a hacer. Así de contundente se mostraba en la mañana del lunes el presidente del Parlamento Europeo, José Borrell, quien manifestó sus esperanzas de que el crecimiento chino asumiera en paralelo un crecimiento del consumo interno. En su opinión, si la producción se destina exclusivamente a la exportación nos encontramos ante un modelo explosivo.

Por el contrario, si genera un crecimiento del consumo interno, nos encontramos ante un modelo ganar-ganar ¿Asumirá este modelo solo o es necesario estimularlo? Borrell parece poco partidario de esa estimulación y defiende el derecho de los consumidores europeos a adquirir textiles chinos a bajo precio. El intercambio es un Airbush por 20 millones de prendas chinas, señala Borrell. En su opinión el éxito chino no produce riesgos por su elevado nivel de crecimiento, sino por su elevado volumen. Hay 150 empresas estatales chinas conquistando comercialmente el mundo y china se ha convertido ya en la segunda poseedora de letras del tesoro norteamericanas.

Paradojas o venganzas del destino, hay quien piensa que el capitalismo hoy está en manos de un partido comunista·, señala Borrell. Y es que, de facto, China se ha convertido en el banquero del consumo norteamericano. Un comunismo que, sin embargo, ofrece al cliente 700 millones de mano de obra disciplinada, no reivindicativa, no sindicada y dispuesta a trabajar por 1 dólar /día, explica Borrell. Vamos, el paraíso del capitalismo salvaje y la muerte del igualitarismo comunista.