Sr. Director:
Nadie osa dudar que la corrupción campa a sus anchas a lo largo y ancho de España. Las causas de este desmadre de corruptelas son varias.

La ley es sumamente benevolente con este delito. Recuerdo, allá por marzo del 2008, el caso de los Albertos. Éstos fueron condenados por el Tribunal Supremo, entre otras cosas a devolver una importantísima cantidad.  El Tribunal Constitucional, en esta ocasión raudo y veloz, encontró lugar y tiempo para revocar la sentencia condenatoria ahorrándole a los imputados el pago de la cantidad presuntamente estafada.

Otro caso muy llamativo lo protagonizó el Sr. Roca (caso Marbella). Este señor podía "conmutar una multa de 2´4 millones de € por un mes de cárcel." ¿Alguien conoce un negocio más rentable?

En otras ocasiones la Ley contempla la prescripción del delito. Así hemos visto en varias ocasiones como los autores de importantísimas estafas, tras un lujoso retiro caribeño, regresan como héroes a disfrutar del fruto de su "sacrificado trabajo".

Por último citar el colmo de la desfachatez: la publicidad y promoción de la corrupción. En este aspecto las televisiones han jugado hasta ahora un importantísimo y denigrante papel, pues han premiado a los corruptos con astronómicas cifras por contar, con pelos y señales y sin el menor atisbo de vergüenza, ante las cámaras, sus  rentabilísimas fechorías.

La ley debe cambiarse y que contemple el arrepentimiento y rehabilitación del culpable. Qué más rehabilitación y muestra de verdadero arrepentimiento que la restitución de lo estafado más los intereses correspondientes.

Si así fuera la tentación del corrupto sería prevenida con la profunda reflexión.

Manuel Villena Lázaro

manolovillena@hotmail.com