Brittany Maynard se ha suicidado. Esta norteamericana ya lo había anunciado pues estaba aquejada de un tumor cerebral.

De inmediato, los medios informativos han elevado a la suicida a la categoría de heroína y sobre todo, de referencia para conseguir la extensión de la eutanasia por todo Estados Unidos. Es más, RTVE nos lo cuenta de la siguiente forma: "Brittany ha fallecido". No hombre no, Britanny se ha suicidado. Lo otro es cómo anunciar la Gürtel, asegurando que Francisco Granados ha dimitido del PP sin explicar el porqué. Luego nos aclaran que Britanny murió rodeada de sus seres queridos y que ella misma había decidido su muerte, que, en mitad de su pesadumbre, anunció por las redes sociales. Es lo que se llama cuidar de su privacidad. Para finalizar, nos recuerdan que su muerte abre un debate sobre la eutanasia en Estados Unidos. Ya se sabe que cuando alguien quiere abrir un debate es que quiere imponer su conclusión.

La eutanasia sólo es legal en cinco estados norteamericanos (¡Qué carrerón llevas, Obama!). Inadmisible, dado que los Estados federados son 50. Lo que recuerda el chiste del cura navarro que, desde el púlpito, confesaba a sus fieles, su desazón por ser  "el segundo pueblo que más blasfema de toda la Ribera". Momento en el que uno de los feligreses más entusiastas, se levanta y grita: "Rediez, hemos de ser los primeros".

No hace falta recordar las palabras de Chesterton, cuando aseguraba que el suicido es el peor de los homicidios, fruto de la desesperación, que es la peor de las cobardías. Y tampoco que se empieza con el suicidio y se acaba decidiendo sobre la vida de los demás, violando un mandamiento clave de la humanidad, que Tolkien resumía así en boca del mago Gandalf: "Si no puedes dar la vida no te apresures a otorgar la muerte".

Pero ahora me interesa un detalle colateral: Si quieres suicidarte suicídate tú solita. Hay muchos métodos para ello sin convertir a los demás en conniventes... que tal es lo que pretende el movimiento eutanásico.

Hispanidad

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