Esa es la pregunta que se hace la policía ante el extraño artefacto que explosionó la mañana del martes en Barcelona, junto a la sede del Instituto Italiano de Cultura, un escenario que, en principio no parece despertar las iras de nadie.

Un perro de la policía que olía el bulto resultó muerto y un agente de la policía experto en desactivación de explosivos sufre heridas leves.

La policía sospecha de grupos anarquistas, un concepto que últimamente se mezcla con el movimiento antiglobalización y con los grupos anti-sistema, una macedonia cuyos componentes resultan difíciles de separar e identificar. En cualquier caso, son ya muchos los grupos que saben hacer bombas y están dispuestas a colocarlas.