Sr. Director:

No creo que publique esta carta y ello porque ni usted es capaz de aceptar todas las críticas aunque sean desde la estima y la corrección.

Ya le escribí en una ocasión que debía usted cambiar el nombre de su libro Porque no soy progre añadiéndole una coletilla salvo cuando de hablar de España se trate. Algo hemos mejorado porque, al menos, se declara partidario de la unidad de España, pero insiste en que la misma no es un bien moral, atreviéndose a contradecir la voz del hasta para usted más prudente de nuestros Obispos, Monseñor Reig Pla.

Para usted, aquello que va contra el sentido común, aquello que niega derechos colectivos, aquello que niega la historia, aquello que se basa en la mentira, aquello que no promueve la solidaridad, aquello que no busca el bien común, aquello que se opone a la subsidiariedad, aquello que no respeta la dignidad de la persona no es inmoral, o a sensu contrario, la unidad de España, bien común de los españoles, que promueve la solidaridad y la subsidiariedad, principios del orden natural, no tiene nada que ver con la moral porque lo que es moral o inmoral es la solidaridad o la insolidaridad, pero no la postura que encarna la virtud o el defecto (¡).

¡Ay!, cómo se sonreirá Juan Pablo II cuando piense que usted no habría jamás permitido que escribiera a los italianos que los deseos de independencia de una parte del país, más rica, no eran legítimos moralmente hablando.

¡Ay!, sr. Director, que pena que sea Vd. un poquito progre.

José Castro Velarde

josecastrovelarde@yahoo.com