• Este año que termina ha sido el año del gobierno de los jueces: por eso estamos en vísperas de un enfrentamiento civil.
  • Mal vamos cuando los dispensadores de la verdad y de la justicia son los tribunales.
  • La ley es, a veces, injusta, siempre equívoca.
  • En economía, esa ciencia abstrusa que tanto gusta al presidente del Gobierno, 2014, ha sido el año de España, no de los españoles.
  • Lógico, el hombre de Moncloa es un socialdemócrata descreído.
  • Podemos no es la causa de los males de España: es sólo su consecuencia.

El año 2014 en España ha sido el año donde se ha implantado el gobierno de los jueces. No, no ha sido el año de la corrupción sino el año en que se ha utilizado la corrupción para utilizar a la administración judicial como instrumento de venganza, no de justicia. Como no creemos en nada, empezando por el presidente del Gobierno, la única verdad reconocida es la que emana de las sentencias judiciales. Y, por cierto, con ello, vivimos en la definición de Justicia de Noel Clarasó: grupo de hombres que se reúnen para decidir cuál de los dos abogados es el mejor. Dicho de otra forma: no me preocupa la corrupción, lo que me preocupa es la judicialización de la corrupción y de la moralidad. Y con ello, no me preocupa la politización de la justicia sino la judicialización de la política.

No hay debate político ni ciudadano, sólo debate judicial. Ahora bien, además de que los jueces son humanos, con sus filias y sus fobias, los tribunales no aplican la moral, sólo la ley. Lo cual topa con dos problemas: la ley es, a veces, injusta, siempre  equivoca. Conclusión: se utiliza la Administración de Justicia, no para conseguir lo justo sino para castigar al adversario. Mal vamos cuando lo dispensadores de la verdad y de la justicia son los tribunales. Por eso vivimos en vísperas de un enfrentamiento civil.

¿Y la economía Ni es ciencia ni es abstrusa, pero es lo único que importa a ese socialdemócrata descreído que es Mariano Rajoy. No, 2014 no ha sido el año de la recuperación. O mejor: ha sido el año en el que se ha recuperado la economía española pero no la economía de los españoles. Estamos saliendo de la crisis por la puerta de atrás. Ganamos la batalla del déficit público pero no la del paro, mejoramos las cuentas públicas a costa de las cuentas privadas.

Lógico, Rajoy es un socialdemócrata descreído. Quiere mantener el poder del Estado, de la clase dirigente. Por eso prefiere ceder poder a otras instancias del Estado antes que a la ciudadanía. Por las mismas, Podemos no es la causa de nuestros males, solo es la consecuencia.

Ante 2015, puede decirse que vivimos en vísperas de un enfrentamiento civil, pero no tiene por qué producirse. Lo bueno de la libertad –y somos los españoles somos hombres, por tanto, libres- es que siempre estamos a tiempo de rectificar. No sólo Rajoy, sino todos y cada uno. Por de pronto, menos mala leche y menos dejar los conflictos en manos de los jueces. Como dijo Carlos Solchaga refiriéndose a los banqueros: "no son buena gente". Al menos, no tienen por qué ser ellos quienes separen lo verdadero de lo falso. Esa no es su función.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com