Decía Chesterton que "el empresario modelo -que es el peor tipo de empresario- siente en su corazón hambriento y malvado un oído sincero hacia las fiestas. No quiero decir que quiera, necesariamente, que todos sus trabajadores trabajen hasta que se desmayen; eso sólo ocurre cuando además de malvado es imbécil: si quiere ganar dinero, hay que dejar el terreno en barbecho, con una rotación de descanso".

Apliquemos la definición chestertoniana de empresario modelo al Banco de España, partidario de suprimir el salario mínimo para la mayoría de los sectores con el loable fin de recortar los salarios.

Lo del número de horas de trabajo era más cierto hace 100 años, cuando Chesterton escribía estas palabas, que ahora. Ahora el problema no son las horas de trabajo -de hecho, en España se pueden trabajar más horas y, sobre todo, se pueden emplear mejor las horas que pasamos en el trabajo-.

El problema no es de agotamiento físico, no, sino de dinero. El problema ahora es el del viejo dicho de los trabajadores polacos bajo los soviets: "Nosotros hacemos como que trabajamos y ellos hacen como que nos pagan".

Tiempos tan distintos los de hace 100 años y los actuales porque entonces no existía el Estado del Bienestar. Ahora sí, para nuestro malestar generalizado. Y entonces sucede que el Banco de España quiere que se reduzcan los salarios en un país de salarios bajos pero no es la solución, entre otras cosas porque deprime el consumo.

Eulogio López

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