La deuda de empresas y familias no puede convertirse en argumento político para el rescate: la sufren familias y empresas

Los datos son tercos. La deuda pública española es inferior a la de los países de nuestro entorno, incluida la mismísima Alemania. Sin embargo, la paganos a un coste seis veces superior a la de los teutones. ¿Es justo?

No, no lo es, pero más grave es nuestra afición a autoflagelarnos. En cuanto se renuevan los datos de deuda pública, surge el economista de guardia que asegura que el problema -menos mal que no es problema- no es la deuda pública, sino la privada.

En efecto, la deuda de empresas y familias es más alta que la europea. La de las familias porque el español aspira a vivienda en propiedad, no en alquiler, y hace muy bien. La gran deuda privada española es deuda de hipoteca.

El caso de las empresas es aún peor, porque el empresario español se ha acostumbrado a invertir apalancado. Ahora, como no puede endeudarse no invierte.

Ahora bien, ni la deuda familiar ni la empresarial pueden emplearse como argumento para propiciar un rescate, es decir la colonización de España con Alemania. Si la familia no paga la hipoteca no la va a pagar Angela Merkel: será expulsada de su hogar mediante un desahucio. Y si la empresa, por excesivo endeudamiento, cerrará a tendrá que vender activos y despedir plantilla. Tampoco lo paga Merkel.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com