"Tiene la legitimidad de los parlamentos nacionales"

Por si acaso, los estados miembros no pasarán a referéndum el tratado de Lisboa. No vaya a ser que las opiniones públicas nacionales vuelvan a decir que nones y vuelvan a dejar el proyecto europeo en el impasse en el que ha estado hasta ahora. "No hay déficit democrático porque será ratificado por los parlamentos libremente elegidos", se justificaba el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Alberto Navarro, en la mañana de este lunes.

Navarro añade que la mayoría de los tratados de ingreso de España en la Unión se han hecho por ratificación, no por referéndum. Así que pelillos a la mar. Pero cuidado, porque Irlanda será -en principio- el único país que someterá a referéndum el Tratado de Lisboa. ¿Y si sale que no? Pues no pasa nada, se hace como en Niza, que también votaron que no. Se vuelve a pasar a votación hasta que salga que sí.

El tratado de Lisboa establece mecanismos de decisión por mayorías y cooperaciones reforzadas. O dicho de otra manera: permite avanzar de manera más rápida sin necesidad de tener que esperar a que el último se retrate. Curiosamente, el Tratado también contempla la "posibilidad" de revertir competencias que han sido comunitarizadas e incluso la posibilidad de que algún Estado miembro salga de la Unión. Cuestiones en las que España no es partidaria, pero que no ha tenido más remedio que tragar.

Por último, Navarro reconoce que el nuevo tratado adolece de un déficit de transparencia por esa "confusión intelectual" de tratar de meter todo lo contemplado en la antigua Constitución en un "nuevo envoltorio". Vamos, que hay un pelín de calzador, viene a señalar el secretario de Estado.