Sr. Director:
Las noticias que apuntan a un cambio de tendencia o a la expectativa de un distinto futuro inmediato son inexistentes.

Además de los acosos económicos exteriores padecemos la disolución de una serie de formas institucionales que han conformado la democracia española y el papel del Estado en los últimos decenios. A este diagnóstico se suma que la mentira y la demagogia, las estrategias de partido y los intereses particularistas, parecen tener un mayor recorrido en la vida pública que la voluntad de verdad y las virtudes de abnegación, solidaridad y sacrificio.

Ante este panorama, no está de más que políticos con las ideas claras nos recuerden que es necesario un movimiento ciudadano que apoye el esfuerzo del gobierno por salir de esta crisis y por deslegitimar las dinámicas perversas de los particularismos, las masivas manifestaciones independentistas no van en esta línea.

Es la hora del nuevo protagonismo de una sociedad civil que tenga una voluntad de reaccionar positivamente, sin el lastre de las caducas ideologías y con la mirada puesta en la elocuente realidad de los ciudadanos.

Un movimiento que reclame la regeneración del Estado, una renovación de las relaciones entre los poderes y las instituciones públicas, la deslegitimación de los nacionalismos egoístas y excluyentes, y que garantice la libertad de defensa de los derechos fundamentales de todos.

Jesús D Mez Madrid