Según Rouco, el laicismo es una vieja categoría política y la han traído de nuevo al primer plano de la discusión sin demasiados matices y comprensión de lo que ha sido en la historia. Las mayores demostraciones de laicismo las han hecho los totalitarismos, y siempre han acabado en persecución religiosa.

 

Se ha referido también el cardenal a ese afán por volver a hablar de la guerra civil: Esa historia dolorosísima de muertes y asesinatos por la otra parte, la habíamos resuelto a lo largo de muchos años y mi generación, la tercera edad de ahora, la habíamos superado con espíritu de reconciliación y encuentro. Y añadía Rouco que muchos grandes pensadores, católicos y no tanto, nos habían ofrecido vías y caminos para que la historia sea de reencuentro con los grandes orígenes, valores y aportaciones de España a la historia universal.

 

Acerca de la leyenda negra de España, Rouco reconoce que hay una mala versión de España en virtud del gran empeño de los españoles en las grandes causas de la Iglesia católica. La España del derecho de gentes, que está por encima de los derechos de los pueblos, que trata de garantizar los derechos fundamentales de las personas, la que habla de un estado en subsidiario..., la que se compromete en la gran empresa del descubrimiento y evangelización de América, esa España no podía ser aprobada por quienes no están de acuerdo con esa misión de España.

 

Y añadía Rouco que hay una parte de la opinión pública europea que continúa viendo así a España, con una visión negra, pero después de un siglo XX en que nos hemos esforzado tanto a la hora de reencontrarnos, en una España con un verdadero concepto del hombre y de su dignidad, hay que aprender de la historia. Que no se les oculte lo que ha hecho España, un país central para la comprensión del hombre y de la historia de la humanidad, y que se les enseñe que esa visión cristiana y esa visión del hombre trae paz, justicia, solidaridad y grandes momentos para el desarrollo humano.