El suplemento Fe y Razón, del diario La Razón, creo que es el único periodismo religioso católico de enjundia que se publica en España. Digo, porque es periodismo y es católico. Por lo general, al periodismo religioso le suele fallar una de las dos características: o es muy católico y poco periodístico o es tremendamente periodístico y someramente católico. El pasado miércoles, Fe y Razón ha vuelto a coger el toro pro los cuernos y titula: Los obispo reclaman la unidad de España como un bien moral.

Bueno, los titulares siempre han sido económicos con la verdad, y la técnica del resumen que les anima, ciencia gaya y abstrusa, donde patinan hasta los más duchos y veteranos.

Entre las declaraciones recogidas por La Razón y que mejor justifican el titular se refieren a uno de los más sensatos prelados españoles, monseñor Reig Pla: La unidad de España es un bien moral que se enraíza en razones de carácter histórico, cultural, religiosos y de civilización que afecta al patrimonio de la persona y promueve el bien de una civilización construida conjuntamente entre todos aquellos que forman esta realidad multisecular que llamamos España.

Bellas palabras que siguen sin justificar el titular ni la premisa de monseñor Reig. Lo que quiere decir, el ilustre prelado, insisto, uno de los más admirables de España, es que ha sido la moral cristiana la que ha forjado España, y que, al mismo tiempo, el mantenimiento de esa unidad puede dar muchos frutos, culturales y también morales.

Y lo mismo ocurre cuando se recogen las palabras de monseñor Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y Primado, cuando afirma que nuestra Constitución es un pilar para la defensa de la solidaridad entre las distintas comunidades. Muy cierto, pero entones la moralidad radica en la solidaridad, es decir, la traducción laica del más amplio término caridad, no en la unidad de España.

Más claro es monseñor Gea Escolano, cuando advierte que romper España nos llevaría a los reinos de taifas, aunque dentro de la Iglesia hay varias opiniones sobre el tema, ya que ninguna de ellas marca una línea magisterial.

Esta es la cuestión. Personalmente creo que romper la unidad de España es una memez impresionante, pero no es un mal moral. Un católico puede ser tan anacrónico como para propugnar la independencia de Cataluña o de Euskadi y al mismo tiempo darme lecciones de moral a mí, que soy partidario de la unidad de España. Como español tengo mucho que reprocharle, como cristiano absolutamente nada. La unidad de España es algo grandioso, pero no forma parte de los mandamientos. No es un bien moral, aunque sea la causa de muchos bienes y probablemente la salvaguarda de otros, pero no es un bien moral.

Y todo lo anterior no sería sino un distingo bizantino, un matiz pedante, si no fuera porque entre los acendrados partidarios de la unidad de España figura una serie de miserables, de cuyo nombre no quiero acordarme, a los que Cristo y su Iglesia importan un comino, pero que en este momento histórico de España les resulta muy utilizable. Por eso, yo no obligaría a los obispos a entrar en temas que no les son propios. Un detalle: el referente intelectual de todo el movimiento anti-Estatut es un conocido pornógrafo, un depravado sexual que blasona de poseer una de las mejores colecciones porno de España. Es decir, que es un teorético no sé por qué considero pertinente esta palabra- del sexo, ni tan siquiera lo practica. Y no, no me refiero a José Luis Roberto, el líder de la patronal de la prostitución y ultraderechista líder de España 2000, abanderado de la legalización de las coimas. Nuestro referente, es un hombre teorético, un hombre de ciencia.

Así que, con todos respetos, dejemos a los obispos fuera de nuestras batallas políticas. Es, como decían en mi Oviedo natal, más mejor.

Eulogio López