Sr. Director:

Italia aprueba una Ley sobre reproducción humana asistida, que ofrece más protección al embrión que la reciente ley española.
El pasado 11 de diciembre, el Senado italiano dio luz verde a la ley de fecundación asistida en una votación, que no siguió la pauta marcada por los partidos políticos, sino que cada senador votó según su propio criterio. Tuvo lugar casi un año y medio después de que el proyecto hubiera superado el examen de la Cámara Baja.

Esta Ley ofrece al embrión mayor protección de la que le proporciona -ninguna en absoluto- la recientemente aprobada en España. En primer lugar, reserva estas técnicas a parejas -casadas o convivientes estables- de sexo diferente y en edad fértil (se rechazan las madres-abuelas). Tampoco admite la fecundación heteróloga, es decir, la que se produce con gametos donados por terceros. Además, fija en tres el número máximo de óvulos que se pueden fecundar; éstos deberán ser implantados de inmediato y juntos, por lo que se excluye la congelación de embriones. En un último esfuerzo por salvaguardar la dignidad del ser humano desde su comienzo, esta ley establece que no se hagan diagnósticos sobre el embrión antes de implantarlo, por lo que le protege de la discriminación precoz a la que son sometidos en otros países.

Por supuesto, prohíbe, asimismo, la experimentación con embriones. Familia y Vida advierte que, al contrario de lo que ocurre con la ley española, Italia ha aprobado una norma que pretende mantener la reproducción humana dentro de los cauces naturales, reduciendo la intervención científica al mínimo posible y respetando la dignidad del ser humano en todo el proceso, salvo por su fecundación extracorpórea. Si la comparamos con la reciente ley española de reproducción asistida, ésta parece salida de mentes nazis que únicamente pretenden ampliar la investigación científica a costa de vidas humanas... y, por supuesto, detrás de la investigación científica están los intereses económicos de las clínicas en las que se practica.

Llama también la atención la libertad de los senadores italianos a la hora de emitir su voto, no según el equilibrio de poderes de la Cámara, sino según su propio parecer. Y esto en ambos bandos, gobierno y oposición. En concreto, la ley ha recibido el apoyo de Francesco Rutelli, antiguo alcalde de Roma y líder de "La Margarita", uno de los grupos que integran la coalición de oposición ("El Olivo"), y ha provocado serias tensiones en el centro-izquierda: "No apruebo la pretensión de fabricar hijos a discreción".

En España nos iría mucho mejor si entre nuestros políticos se encontrasen personas como Rutelli, capaces de defender en público sus convicciones privadas.

Partido Familia y Vida

amigos@familiayvida.com