El domingo 22 se celebra en Zaragoza, ante la Virgen del Pilar, la consagración de España al Inmaculado Corazón de María. Participarán 52 obispos españoles. No se lo van a creer, pero no me he enterado de la noticia ni en los sermones matutinos del padre Iñaki Gabilondo ni en el consultorio sexológico de Cristina López Schlichting, espacios que sigo con entusiasmo. Es más, todos corremos el riesgo de no enterarnos ni del acto (me refiero a la consagración de Zaragoza, no al del consultorio sexológico) ni del motivo del mismo.

La consagración de España al Sagrado Corazón de María recuerda la promulgación del Dogma de la Inmaculada Concepción, que realizara Pío IX en 1854. Cien años después, en 1954, se celebra la primera consagración, y el Arzobispo de Madrid, Rouco Varela, durante su etapa como presidente de la Conferencia Episcopal española (para algo tenía que servir ese organismo, a pesar de mis ansias confericidas) decidió reconsagrar la Tierra de María precisamente a María. A fin de cuentas, probablemente sea la única lección que los españoles han dado al mundo : su recio amor a Santa María.

A fin de cuentas el clima y las fiestas populares son los que determinan el carácter y la idiosincrasia de un país. Por eso, el Gobierno Zapatero, algo que ya se intentó durante el Felipismo, está empeñado en que el 12 de octubre deje de ser la Fiesta nacional, y cambiarla por el 6 de diciembre, cuando se aprobó la Constitución de 1978. El 12 de octubre es la Fiesta Nacional española porque ese día se avistaron las tierras de América, el mayor timbre de gloria de España. Sin embargo, a los socialistas aún les fastidia más que coincida con la festividad de la Virgen del Pilar.

Para los agnósticos muchos menos de los que creemos- la Consagración no representará nada. Para los creyentes y los cristófobos, muchísimo. De hecho creo que a los segundos les preocupa el hecho más que a los primeros. Porque, no nos engañemos, la Tierra de María es un país donde el ateísmo no existe más que en los editoriales de El País y El Mundo, y sólo los leen los periodistas. En España sólo hay católicos o cristófobos, gente dispuesta a rezar el rosario o a fusilar vírgenes. Por cierto, el próximo lunes les hablaré de la Virgen del Asedio, una talla de piedra fusilada por los milicianos durante la Guerra Civil. Merece la pena conocer su historia su presente.

Sí, la neo-Consagación es de lo más efectivo. Entre otras cosas porque en la sociedad de la imagen hay que hacer precisamente eso : salir en la foto. Una cosa es la discreción de la limosna y otra la de la convicciones. En tiempos de persecución (muy legal, que conste) y de odio a la Iglesia, los católicos tenemos obligación de practicar el nudismo, la exhibición. Es una mera cuestión de supervivencia

Eulogio López