Dice su patrocinadora, Mª Teresa Fernández de la Vega, que la actual ministra de Sanidad, Elena Salgado, tiene muy buen perfil profesional para presidir la OMS. No opinan lo mismo muchos gobiernos que destacan que ni Salgado tiene un perfil internacional ni médico.

Salgado se impuso a Consuelo Rumí, secretaria de Asuntos Sociales y Migratorios del PSOE y a Elena Armedo, concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, médico ginecóloga. Salgado en cambio tiene un perfil económico. Ingeniera Industrial por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid. Fue directora general de Costes de Personal y Pensiones Públicas del Ministerio de economía y Hacienda y secretaria general de comunicaciones de 1991 a 1996.

Con la llegada del aznarismo, tuvo que buscarse la vida en el sector privado con el breve intervalo de la presidencia del Patronato de la Fundación Teatro Lírico, creado para gestionar el Teatro Real de Madrid tras su reforma. Su salida no fue nada política y Salgado se ha dedicado a cobrarse la venganza con los técnicos de Real en plato frío.

Posteriormente fue nombrada consejera delegada de Vallehermoso Telecom, rentabilizando sus relaciones políticas de la época de secretaria general de Comunicaciones. Pero no la aguantaron y la tuvieron que echar con el riñón bien cubierto. Poco antes de la llegada del PSOE al gobierno, en septiembre de 2003, saltó a la presidencia del 11811 Nueva Información Telefónica, filial española de la multinacional Telegate AG.

Vamos, que digamos que no es que tenga un currículo especialmente brillante ni en lo internacional ni en lo sanitario. Así que el gobierno ya empieza a contemplar la seria posibilidad de que finalmente no consiga superar la criba para hacerse con la presidencia de la acariciada OMS. Ni siquiera después de la cruzada contra el tabaco y contra la obesidad infantil.