Sr. Director:

Desde la misma creación del Ministerio de Igualdad era previsible que en esta Legislatura asistiéramos a una sostenida campaña gubernamental de corrección política, paradójica mezcla de relativismo moral y despotismo dogmático, dirigida a la destrucción sistemática de los principios y valores que han conformado la cultura occidental.

Las primeras manifestaciones públicas de la nueva ministra nos ofrecieron ya su estatura intelectual y su predisposición política, que, combinadas entre sí, conducen a esperar de ella la supresión de todo valor objetivo.

Si en nombre de su peculiar modo de entender la igualdad todo vale lo mismo, el resultado es que nada vale nada; pero como es imposible convivir en estas condiciones, lo que acaba sucediendo es que el poder es el que determina lo que tiene que valer más y lo que menos, y se actúa empleando para imponer sus criterios toda la fuerza coactiva del Estado. Orwell en estado puro. Obviamente, cualquier parecido de esto con la libertad es puramente ilusorio.

De lo que está pasando sólo no se dan cuenta los que no se quieren darse cuenta, y creen, por ejemplo, que el ruido del congreso del PSOE con estos asuntos fue sólo para desviar la atención de la crisis.

José Morales Martín

susodomadrid@gmail.com