Bargalló no se siente español. Y hace ostensible su sentimiento exclusivista catalán. Por ejemplo, cuando se le pregunta sobre las críticas de De la Vega, contesta que deben enmarcarse en las opiniones de miembros de la Internacional Socialista. ¡Toma desprecio! Y por si no se había entendido suficientemente, añade que el debate política en Cataluña es más tranquilo, y más suave frente a la crispación de la política española. Lo del 3% fue un gesto del seny catalán.

Pero más, porque la cosa llega también a los medios. En Cataluña, los medios son más veraces y los sermones se dan en los púlpitos; las opiniones fundadas en las tertulias de radio. Vamos, que en España, las tertulias se han convertido en púlpitos crispadores que encima emponzoñan la verdad. Y no miro a nadie. ¡Qué fuerte!