Según la encuesta de Población Activa Correspondiente al tercer trimestre del año 2005, España sigue creando empleo a fuerte ritmo, especialmente en el sector constructor. Las cifras del INEM aseguran que se trata de empleo precario y con sueldos bajos, pero nadie puede negar el empuje de la economía española a la hora de introducir nuevos cotizantes.

Así, a 30 de septiembre, en España había 19.191.100 cotizantes, es decir, un 5,4% más que un año antes. Así, la tasa de paro se sitúa en el 8,4% de la población activa, con una fuerte disminución (15%) respecto a un año antes. En cifras absolutas, en España había a 30 de septiembre 1.765.000 desempleados. En un año, el paro ha descendido en 330.000 personas, lo que sólo puede calificarse como éxito.

Por tanto, la creación de empleo anda hacia el llamado paro técnico (5% de la población activa), es decir, la ausencia de paro. El Gobierno y el PSOE exultan con estas cifras y no es para menos. Sin embargo, y aquí viene lo más curioso, el último barómetro del CIS continuaba situando al desempleo como la principal preocupación de los españoles, por encima del terrorismo, la inmigración y la vivienda. La única explicación posible es la precitada: los contratos son precarios, los salarios bajos y la vivienda carísima, lo que obliga al pluriempleo. El problema español en materia de paro ya no es de cantidad, sino de calidad.