No se puede matar a sueldo. El patriotismo puede ser el refugio de los canallas pero eso sólo es porque la corrupción de lo mejor es lo peor.

El hombre que pelea por su patria, aunque cobre un sueldo, tiene un objetivo más elevado al que tirar, puede matar sin odio. El hombre que ha hecho de la violencia una forma de vida, no mira al frente sino detrás. Puedes ser muy eficiente pero careces de una razón para matar y se diferencian en poco en casi nada, del asesino profesional.

En Somalia hay piratas, y el Gobierno somalí no hace nada por evitarlo, quizás porque la frontera entre piratas y Ejecutivo es más tenue. Entonces el Gobierno español, en lugar de promover a sus ciudadanos -el ideal del que hablábamos- prefiere permitir que los pescadores creen su propio ejército de mercenarios. Vamos, que se defiendan solitos. Yo pensé que esa era precisamente, la principal función del Estado: defender a sus ciudadanos. Y como, eso sí, somos una democracia descentralizada, el Gobierno vasco del lehendakari Patxi López está dispuesto a pagar el 25% del coste de la defensa privada.

Más curiosidades. Los talibanes afganos matan a un militar español, pero como nuestros soldados no pueden disparar si no son disparados antes (¿Cuánto antes?) resulta que fueron marines norteamericanos los que atacaron al grupo talibán que había matado de forma cobarde al soldado español. ¿De verdad quieren que nos respeten?

A los italianos se les acusa de comprar a los talibanes lo cual resulta poco patriótico pero, como decía una viñeta que he visto no sé dónde: ¿Sobornar a los talibanes está mal y pagar rescate a los piratas somalíes está bien?

Al final, los peligros son dos: el ejército privado y la compra de la seguridad, mercenarios y sobornos. No soy un defensor del Estado, pero si el Estado no sirve para defender a los suyos: ¿para qué sirve?

Eulogio López

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