Entre una feminista y una bruja la única diferencia es que la segunda no está subvencionada por los gobiernos progresistas.

Y entre el Ministerio de Igualdad y un akelarre, el único distingo consiste en que en estas últimas simpáticas reuniones todas obedecen al Gran Jefe, mientras que las feministas, por lo general, tienen el buen gusto de devorarse a sí mismas, generalmente por su cretinismo ancestral, resumido en el yo soy mucho mas lista que tu, proposición de hondo calado ontológico que rebasa los límites de este artículo.

Bibiana Aído ha cesado a la directora del Instituto la Mujer, Rosa Peris, porque la susodicha Rosa se consideraba más lista que Bibiana. Desconozco cómo ha podido llegar a esa conclusión pero lo cierto es que la ha cesado de forma fulminante  ha colocado a otra feminista en el estrado. Y ninguna de las tres, naturalmente, es bruja.

Hablando de Brujas, el Observatorio de Violencia de Género, tras la liquidación del juez Fernando Ferrín la ha cogido con otro magistrado, Francisco Serrano. Dice la presidenta del precitado Observatorio sobre violencia de género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Inmaculada Montalbán a quien nunca me atrevería a tratar de bruja, naturalmente- que el juez Serrano ha sembrado el mito (sic) de las falsas denuncias por violencia de género. Esto demuestra que la señora Montalbán no conoce mucho de abogados de familia, porque lo primero que le aconseja un abogado del ramo a la señora, que no al señor, que se va a divorciar es que alegue violencia de género, por no hablar de las asociaciones feministas o sea, asociaciones de brujas- que revolotean alrededor de los juzgados de violencia de género.

Lo que ha dicho el juez Serrano es lo que todos sabemos, lo que también denunció la juez decana de Barcelona, María Sanahuja: que toda hembra sin escrúpulos se dedica, apoyado en una ley injusta, a liquidar a su ex, al varón que no ha sabido adorarla como ella se merece. Como lo decía una mujer, y juez, les fastidió mucho más, así que las feministas la cubrieron de insultos hasta que la redujeron al silencio. Lo dicho: unas brujas.

Por eso, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha abierto un expediente al juez Serrano, en lugar de abrírselo a doña Inmaculada Montalbán a la que no he llamado bruja, como creo haber dicho antes- por atentar, en mi humilde opinión, contra la libertad de expresión de un juez, ahora perseguido, no por Inmaculada Montalbán, sino con la fuerza del Estado.

Otro parecido entre las brujas y las feministas: ambas necesitan a un tercero como verdugo. Después del sacrificio de Ferrín, comienza el sacrificio de Serrano. Pero Montalbán no es una bruja, que conste.

Eulogio López

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