Unos hombres que creían que podían burlar al sistema. Así resume el caso ENRON la monumental estafa de la empresa energética norteamericana, quebrada, en palabras recogidas, a modo de conclusión, en el documental ¿Pregunta por qué?.

No pude verlo en su día en las salsas de cine y ahora el diario El País (sí, de El País puede salir algo bueno, aunque sólo de vez en cuando) ha decidido venderlo con el ejemplar diario. 

Veamos: los jetas de ENRON perpetraron sus manejos en dos campos: en la Bolsa y en el mercado eléctrico californiano. Este segundo queda muy claro en la narración: en un mercado liberalizado sometieron a California a apagones para justificar sus alzas de precio. Una vergüenza muy clara.

Pero la primera barbaridad, la de la especulación financiera para mantener al alza el precio de la acción no se explica con la misma nitidez en el vídeo, quizás porque resulta que es una barbaridad más compleja. La especulación financiera es simple en esencia, pero sofisticada en sus pormenores, implementación, que dirían los horteras). ENRON, una empresa energética, decidió un día constituirse en banco de la energía, es decir, cerrar una burbuja especulativa, algo que en nada ayuda al bien común pero que engrosa los beneficios de la compañía.

Todos los productos especulativos en los mercados funcionan mientras la bolsa sube. Con un mercado bajista, los derivados, las titulizaciones, el capital-riesgo, las ventas a pérdidas y otras ingenierías financieras propias de los bancos de inversión y de ENRON, se estrellan. Esa fue la causa de que ENRON quebrara. ENRON dejó de fabricar energía para dedicarse a especular con la energía, dejó de ser una eléctrica y se convirtió en un banco de electricidad. Toda la especulación bursátil se rige por el principio de pan para hoy y hambre para mañana.

Curiosamente, el editorial ha sido vendido a sus lectores por PRISA, entidad que con la operación Liberty ha hecho algo parecido a lo de ENRON, en su versión capital-riesgo: introduzco dinero procedente de los mercados y lo rentabilizó desguazando la empresa -economía real- editora que creó Jesús Polanco.

Quiero decir que ENRON burló al sistema y que el mal no está en Enron, sino en el sistema mismo. Toda la crisis de la banca norteamericana, inglesa, alemana o suiza, acaecida siete años después de la quiebra de ENRON, se debió a que los grandes bancos y fondos han seguido burlándose del 'sistema' porque lo que está mal no son los bancos: es el sistema bursátil. Lo de ENRON en California es un delito desde el primer día; lo de ENRON en la Bolsa fue una especulación perfectamente legal, aunque inmoral, que sólo fue delictiva cuando tenía la soga al cuello.

Miren ustedes: la única forma de cambiar el sistema capitalista financiero, que ha llevado a la economía real a una crisis permanente, es terminando con la especulación financiera. Matizo: consiste en cavar con las dos especulaciones financieras vigentes: la privada -la de ENRON- y la pública. La pública es la deuda de los Estados, creciente siempre, que hipoteca a las próximas generaciones. La privada es la que sufrió Wall Street y todo el mundo anglosajón en 2008 y 2009, y que ha pagado el contribuyente.

Por el momento, no lo ha intentado nadie, pero al final, los hechos son tercos, muy tercos y los cineastas parecen haberse dado cuenta antes que los políticos y banqueros. Ahora se estrena Wall Street: el dinero nunca duerme. Aunque yo me quedo con el documental de ENRON y Con el dinero de los demás, la mejor película que ha protagonizado Danny DeVito.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com