Lo que ocurre es que no les queda mucho tiempo. Si hemos de hacer caso a los mensajes que emiten desde la Embajada norteamericana en España, deberíamos concluir que Washington no cree en un Iraq democrático (y ejemplo de evolución hacia la democracia en el Golfo Pérsico), mientras continúe el éxodo permanente de cristianos iraquíes, hacia Jordania y Occidente.

Los huecos dejados por los cristianos amenazados y convertidos en objetivos de atentados terroristas son ocupados por musulmanes, muchas veces musulmanes radicales. Además, no se puede hablar de democracia sin libertad religiosa. Por otra parte, en las candidaturas para las elecciones del próximo 31 de enero apenas figuran cristianos, y toda la pugna se centra entre suníes y chiíes, y entre los elementos moderados y radicales de estas dos escuelas islámicas.

Sin embargo, las mismas voces afirman que queda poco tiempo, y que peor sería retrasar las elecciones. La agencia Zenit (www.zenit.org) publicaba días atrás un reportaje sobre la dramática situación de los cristianos caldeos en el Iraq post-Husein. Para leerla, pulse aquí.