Josey Aimes regresa a la casa de sus padres, en el norte de Minnesota, tras su fracaso matrimonial. No vuelve sola sino acompañada de sus dos hijos. Los empleos escasean y están mal pagados en la región salvo los que se realizan dentro de la mina, pero se trata de una industria dominada por hombres donde se aceptan mal los cambios. Animada por una antigua amiga, y con la frontal desaprobación de su padre, Josey pasa a engrosar en la escasa lista de mujeres mineras. Pronto se da cuenta de que el trabajo es más duro de lo que pensaba debido a las humillaciones y al acoso laboral, y sexual, que sufren ella y sus compañeras por parte de los hombres

 

Inspirada en una historia real, En tierra de hombres forma parte de esas historias que tanto aprecian los norteamericanos alrededor de un individuo (en este caso, a una mujer) enfrentado al sistema, un sistema que consiente la discriminación en razón del sexo.

 

La película, argumentalmente, recuerda los dramas sociales que estuvieron de moda en los años 70 y que solían tener como protagonista a actrices del carisma de Sally Field (Norma Rae). Narrado con buen pulso, y de forma lineal, en el desarrollo de En tierra de hombres, como no podía ser otra forma, salen a la palestra temas como la solidaridad o la amistad. Pero la gran sorpresa es que, además, se aborda un asunto poco habitual en las películas de corte feminista: la defensa de la maternidad, del embarazo, a pesar de las dificultades. En ese contexto, en un momento dado, la protagonista dejará claro que cada ser humano, independientemente de la forma en que ha sido concebido, es único e irrepetible.

 

Charlize Theron (que estuvo nominada al Oscar por su actuación) está magnífica en su trabajo al igual que el resto de sus famosos compañeros: Frances McDormand, Sissy Spacek o Woody Harrelson.

 

Para: Adultos a los que les gusten los dramas sociales pegados a la actualidad.