Sr. Director:

Me ha llenado de perplejidad que los parlamentarios europeos hayan considerado, el pasado día 11 de octubre, que Buttiglione no es apto para el puesto después de haber escuchado la semana anterior sus opiniones sobre la homosexualidad y el matrimonio durante su examen ante la Eurocámara. El comisario designado por Italia calificó la homosexualidad de pecado. Da toda la impresión que Buttiglione ha cometido el pecado de hacer un comentario de desconsideración hacia un potente grupo de presión.

Esta decisión nos lleva a pensar que nuestra sociedad está peor de lo que parece y que no es, precisamente la libertad ni la democracia, lo que la preside. ¿No les parece preocupante que un país democrático elija un parlamentario para que le represente en la Unión Europea como comisario y que este sea rechazado por la presión de un lobby, por el mero hecho de que tenga una idea concreta sobre un aspecto importante de la persona humana, si se atreve a manifestarla? Una cosa loable, la sinceridad y la libertad de expresión, en una mal entendida democracia se convierten en reprobable.

Empiezo a pensar que tienen razón quienes han calificado al lobby en cuestión como un grupo que atenta contra la democracia, algo así a lo que fue el órgano represivo del partido comunista soviético. No hay duda, nuestra sociedad empieza a estar peor de lo que parece. Pues les ha faltado tiempo a casi todos los medios de comunicación social para cargar contra Buttiglione en vez de refrendarle ante ciertos grupos de presión. ¿No será que estos están también bajo el dominio de los mismos grupos? Si es así, en Europa está en peligro la libertad de expresión.

Jesús Domingo Martínez

jdomarmadrid@hotmail.com