• A pesar de que las encuestan le auguran que perderá las elecciones.
  • Vamos, que Arriola cabalga de nuevo y despierta a todos los demonios dormidos: el PSOE, el populismo, las clases medias machacadas por Montoro, la prensa sometida (por ejemplo, El País) y el voto católico.
  • Rajoy no modifica su tono triunfal: durante su última intervención pública habló de liderazgo exportador de España.
  • Al tiempo, Rajoy exige a sus ministros que salgan a la tarima para defender la gestión del Gobierno.
  • El problema es que la recuperación se retrasa y el paro y los bajos salarios, la ausencia de esperanza, crece en España.

Mañana del jueves 11, Jornadas sobre el Plan de Internacionalización de Mercados: clausura el presidente del Gobierno Mariano Rajoy (en la imagen), quien está tan cabreado como triunfalista. Asegura, ahí es nada, que España es el país más competitivo de la zona euro y la principal potencia exportadora, sobre PIB del área OCDE, Estados Unidos y Japón incluidos.

Es la viva imagen de un Rajoy que ha decidido no hacer el menor caso a sus asesores que le aconsejaban un adarme de modesta, a la vista de que por lo menos hay tantas luces como sombras en su gestión. Pero no, Rajoy ha vuelto a hacer caso de Pedro Arriola (¡Qué poder de convicción el de este tío!), quien le ha convencido de que para remontar en las encuestas -ahora mismo el 'consenso' demoscópico le coloca no sólo por debajo de Podemos, sino también del PSOE- nada de pedir perdón: más subvenciones para quitar aristas a una gestión más técnica que humana, y cantar las excelencias de su gestión económica. No sólo eso: el ministro que quiera permanecer en el Gobierno deberá convertirse en mitinero -incluido Guindos que le tiene aversión al quehacer político- y cantar las excelencias de la gestión del PP.

En plata: Arriola ha despertado a los demonios dormidos. A todos: nacionalistas, populistas, clases medias masacradas por Montoro, jóvenes sin esperanza laboral, católicos que votan en coherencia y hasta la propia prensa sometida por la mayoría absoluta, que ahora se revuelve contra el gigante que puede caer. El cambio de El País en este sentido durante el último mes ha sido sintomático.

Peor ahí está Rajoy: en no retroceder ni un ápice ocultar los fracasos y cantas las excelencias. Y preocupado por una sola cuestión: que el juez Pablo Ruz no le impute en el caso Bárcenas.  

Además sabe que él ganó las legislativas tras vencer en las autonómicas, pero el peligro de imputación puede llegar antes de mayo o antes de diciembre.

Y si el muchacho Nicolás, o los casos de corrupción abiertos, le exigen más ceses camuflados como dimisiones, adelante. Ahora lucha por salvar al PP y por salvarse él, que en este caso viene a ser lo mismo, pero donde se puede discriminar, discriminará.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com