La Asociación de Telespectadores y Radioyentes ha publicado un estudio de alarmantes conjeturas. En el mismo se desvela que todas las cadenas televisivas infringen el Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia así como  también la Ley de Televisión sin Fronteras de la Unión Europea.

El horario tutelado se localiza entre las 8 y las 22 horas. La investigación también desvela que el 42% de los minutos correspondientes a los contenidos televisivos en dicha franja horaria no acate el Código, sino que obvian transmitir contenidos apropiados para la niñez.

El informe, a la hora de determinar la programación, ha tenido en cuenta los contenidos informativos, la publicidad y las autopromociones. Afirma que los contenidos que vulneran el Código lo hacen por sexo implícito, el 18% violencia física, el 17% sensacionalismo, el 12% lenguaje inapropiado, el 8% menosprecio de la persona o vulneración de la intimidad, el 8% violencia verbal, el 5% bebidas alcohólicas, el 8% y sexo explícito, el 3%.

El Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia asevera que, en el horario de superprotección, de 17 a 20 horas, se debe impedir el empleo instrumental de los trances personales y hogareños, como entretenimiento, para evitar crear ofuscación entre los niños. También se recuerda que se debe prescindir de los mensajes o escenas de palmario contenido virulento o carnal. La indagación agrega que un 78% de la programación no se señaliza, pues sólo 41 espacios de los 180 examinados están marcados, indicando su contenido.

Por último, las programaciones dirigidas a los niños deben estar cuidadas hasta el último detalle. El público infantil es un segmento numeroso de la audiencia y su condición de niño indefenso ante los mensajes, hacen que la programación infantil deba estar tutelada por una regulación responsable. La programación dirigida al niño debe tratar de no engañar, ni de manipular, debe ser muy clara, ya que el auditorio infantil con su enorme conocimiento del mundo que les rodea, pueden confundir lo real con lo que es el escenario de los programas televisivos.

Clemente Ferrer 

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