Rom Houben, de 46 años, padeció un siniestro de coche y los neurólogos pensaron que había estado en coma. Su estirpe siguió cavilando en que Houben estaba consciente y persiguieron más dictámenes de eruditos en el tema.
El profesor Steven Laureys, de un equipo belga de estudiosos en coma, se dio cuenta de que el diagnóstico era errado e iluminó a Houben a manifestarse a través de un teclado especial, aseveró la erudita Audrey Vanhaudenhuyse, que forma parte del grupo de Laureys.
Rom utilizó las teclas para expresarle a un periodista de la revista berlinesa Der Spiegel que: "Grité pero no se escuchó nada".
Los neurólogos de Bélgica que le asistieron poco después del siniestro expresaron que Houben había saltado del coma a un estado vegetativo. El coma es un estado de oscurantismo en que los ojos están cegados y el enfermo no puede ser avivado.
El estado vegetativo es un estado en el que los ojos están abiertos y pueden zarandearse, el doliente tiene tiempos de somnolencia y espacios en los que está desvelado, pero persiste desvanecido y no se da cuenta de sí mismo ni de los demás. El convaleciente no puede cavilar, expresar, morder o engullir.
Los progenitores de Houben no aceptaron esa situación. Su mamá, Fina Houben, localizó finalmente al equipo de Laureys y tras un contraste con el escáner constataron que se enteraba de cuanto sucedía a su alrededor. A partir de ahí se propusieron relacionarse con el enfermo, el cual rompió a negar o afirmar girando un poco su mano para apretar las teclas de un ordenador.
Luego llegó el silabeo de locuciones empleando su índice con una pantalla táctil instalada en su poltrona de ruedas.
"Fue extremadamente difícil para él y demostró un gran enfado, lo que es normal, ya que estaba muy frustrado", dijo Vanhaudenhuyse.
Houben ha comenzado a redactar un tratado sobre su experiencia.
Clemente Ferrer
clementeferrer3@gmail.com
