¿Recuerdan los gags burdos y groseros de comedias como Austin Powers o Los padres de ella? Pues bien, el responsable de ambos desaguisados es Jay Roach del que ahora nos llega a la gran pantalla: En campaña todo vale, una sátira política donde el humor inteligente brilla por su ausencia.

Carolina del Norte. Al impresentable candidato demócrata al Congreso, el corrupto Cam Brady, le sale un oponente: el republicano Marty Huggins, que viene respaldado por dos millonarios del estado y que está asesorado por uno de los jefes de campaña más duros… El juego sucio está servido en unas elecciones donde, como el título de la película indica, todo vale…

Palabras gruesas y chistes de contenido sexual son los elementos repetitivos de esta comedia indescriptible que no deja títere con cabeza sobre la demagogia, las medias verdades y las estrategias que se repiten en las campañas electorales de cualquier país… Con más ingenio podría haber sido una comedia divertida pero los excesos la convierten en un producto sonrojante.

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