El Banco de España parece empeñado en hundir a la banca española para, a renglón seguido, tener la posibilidad de salvarla.

La banca española no ha entrado en quiebra, como si entró la estadounidense, la británica o la suiza, los representantes más egregios del calvinismo internacional, paradigmas del capitalismo financiero y de la modernidad económica: ¡La madre que los peinó!

Pero, al parecer, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, considera que no pasará a la historia si no consigue convertirse en otro Mariano Rubio, salvador de entidades en apuros.

Y lo peor, recuerden, es que, en banca, más que ningún otro sector económico, la imagen crea la realidad, no al revés. Es decir, como el Banco de España se empeñe en que la banca española está quebrada y necesita ayuda, no duden que acabará por necesitarla. O sea, que nos tocará a todos rascarnos el bolsillo.

Ahora resulta que los bancos no habían computado correctamente el valor de sus pisos embargados. Pues mire usted, lo que tenía que haber hecho el supervisor, en lugar de tocar diana para fusionarse a toque de corneta y convertir a las cajas de ahorros en bancos -que eso es lo que realmente se pretende- era forzar a los bancos a que computaran bien sus activos y, sobre todo, evitar que la banca se quedara en cartera de  pisos embargados, en lugar de vender la prenda ejecutada que es lo propio del negocio bancario.

Un detalle, Realia, la inmobiliaria de la constructora FCC, ha vendido pisos invendibles pero para ello ha tenido que ofrecerlos en el mercado con un descuento del 25%. Y aún han ganado dinero, confiesan, con lo que hay que sospechar lo que todos sospechábamos: que los vendían muy caro. Es igual, antes vender barato que no vender. Lo que ocurre es que algunos bancos han preferido aguantar y no vender en espera de que suban los precios. En Estados Unidos, la crisis derrumbó el precio de viviendas y locales; en España, víctima por antonomasia de la burbuja inmobiliaria, apenas han bajado.

Pero lo peor es lo otro; lo peor es que en banca, repito, es la imagen la que crea la realidad. Simplemente, porque se trata de un negocio que no vende dinero, sino confianza. Si nosotros mismos, el mismo supervisor encargado de velar por la sanidad del sistema, el Banco de España, es el que pregona que bancos y cajas están en crisis para satisfacer el ego personal de gran reflotador del señor MAFO, entonces, no lo duden, bancos y cajas sí que necesitarán dinero público para salvarse.

Insisto: la única lección de la crisis en lo que respecta a bancos y cajas es la que no hemos aprendido: si un banco está mal no hay que ayudarle, hay que dejarle quebrar. Si no puede pagar a sus depositantes, que ya es mucho decir, el Estado ha arbitrado que se le abone a cada cliente 100.000 euros de sus depósitos. Y si usted, además de su patrimonio, tiene ahorrado en activos líquidos, en su cuenta corriente, más de 100.000 euros es que, créame, usted no pasa apuros a finales de mes.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com