Las relaciones hispano-norteamericanas comienzan a parecer un vodevil. En la mañana del martes, el embajador norteamericano en España, Eduardo Aguirre, aseguró que el encuentro entre los presidentes español norteamericano no está sobre la mesa. Considerando que la legislatura terminará en marzo de 2008, y la de Bush a finales de ese mismo año, ambos mandatarios ya han consumido algo menos de la mitad de su mandato por lo que las relaciones entre ambos mandatarios pueden darse, sencillamente, por finiquitadas. Hay que considerar que Zapatero sí puede renovar una legislatura, mientras Bush debe irse a su casa.

Por lo demás, la actitud de Aguirre empieza a resultar un tanto sarcástica. Así, el responsable de la legación norteamericana aseguró que la relación entre España y Estados Unidos era dialogante y progresiva aunque no dejó claro sobre qué dialogaba ni hacia dónde progresaba. Asimismo, Aguirre insistió en que se trataba de relaciones más dialogantes que sólidas.

Para cerrar el capítulo, y como si el pitorreo no hubiera sido suficiente, el embajador aprovechó su estancia en Santander para recordar que el presidente Bush le había encargado una serie de tareas muy concretas y ninguna de esas opciones tenía que ver con encuentros entre personas. Es lo que se llama diplomacia sin contacto

Y se marchó sin despeinarse.