La prensa llamada nacional bajo esta denominación, al menos en España, se engloba tanto la madrileña como la barcelonesa- tiene un pedigrí de calidad un tanto injusto : sobre todo porque todos los diarios publican las mismas ideas aunque los intereses, traducidos en ataques, sean distintos e incluso antitéticos-. Por eso, los gratuitos se lo llevan de calle (nunca mejor dicho).

La prensa regional sería mucho más original de lo que es si no fuera por el lamentable proceso de concentración empresarial, precisamente de compañías cuyos consejos de administración se reúnen en Madrid y mantienen todos los defectos tendencia al lobby y al oligopolio- de la Corte, sin las maravillosas virtudes de la Villa de Madrid. Ahora, también los periódicos regionales se parecen más, se repiten los articulistas que escriben desde Madrid, a ser posible aquellos que resultan tan previsibles que nunca te ponen en un brete, y se reparten los mismos tópicos sin necesidad de que nadie imparta consignas. Ya saben que lo propio de la era moderna no son las conspiraciones ojalá- sino los consensos.

Así que visito mi pueblo natal, Oviedo, y me echo al coleto un artículo de La Nueva España, firmado por Javier Neira, rodeado de los habituales pestiños de los columnistas madrileños. No conozco a Neira, aunque sé que es uno de los habituales. Analiza (9 de septiembre), la intervención militar española en Líbano y el rifirrafe parlamentario entre Mariano Rajoy y Zapatero. Según Neira tiene toda la razón- es Zapatero quien le toma al astuto gallego y no éste a Mr. Bean. Oído al parche: El líder del PP es incapaz de decir, por ejemplo, que Felipe González bombardeó nada menos que Belgrado, una capital europea, sin mandato de la ONU, y que antes, por las mismas, había mandado soldados de reemplazo a la Primera Guerra del Golfo. Es incapaz de afirmar que Aznar no mandó ni un solo soldado a la Guerra de Iraq. Es incapaz de recordar que ZP envió la fragata Álvaro de Bazán que, el pasado mes de noviembre, participó en un lanzamiento masivo de misiles contra Iraq.

Al final, Neira se hace la misma pregunta que otros muchos madrileños, sólo que no la ven en sus diarios matutinos (en los vespertinos de Internet, sí): ¿Cuál es la misión de los 1.100 soldados españoles en la zona?. Porque, claro, si se trata de reconstruir el país, a quien hay que mandar es a Florentino Pérez, que con ACS, Fenosa y Cobra te lo monta en un santiamén. Porque lo peor no es la pregunta, sino la respuesta de Neira: los militares españoles van a servir de escudos humanos de los terroristas de Hezbolá.

Al parecer, para no volvernos borregos hay que leer la prensa de provincias. Porque este es el problema actual: el exceso, que no el efecto de información de libertad. Hasta los secretos militares están en Internet, pero es tanta la información que nos bombardea que no somos capaces de metabolizarla. Por decirlo de otra forma, no morimos de hambre, sino de indigestión, y necesitamos que vengan muchos neiras de provincias para explicarnos los misterios ocultos, los desconocidos arcanos, los intraducibles jeroglíficos que tenemos, y no vemos, delante de nuestras mismísimas narices.

Eulogio López