¡Estamos de enhorabuena! Tras ser beatificado por Juan Pablo II el 3 de junio de 1995 con el título de Beato Damián de Molokai, la Congregación de los Sagrados Corazones y la comunidad educativa del Colegio Padre Damián de Arequipa festejan hoy la canonización de su santo patrono Damián de Molokai' en la Plaza de San Pedro de Roma, ceremonia que será presidida por Su Santidad Benedicto XVI.

Al cine la historia del Padre Damian se llevó en dos ocasiones. En 1959 de la mano del español Luis Lucía y en 1999 a cargo del holandés Paul Cox.

La historia del santo se ambienta en 1873. Una goleta navega por las aguas del océano Pacífico llevando a bordo al párroco belga Padre Damián de Veuster. Éste ha decidido emplear todo su tiempo a la población del archipiélago de Hawaii. Alegre y esperanzado por su misión, se embarca en Molokai rumbo a su destino. Después de muchos años al cuidado religioso y médico de los leprosos, logra llamar la atención de las autoridades y consigue mejorar las condiciones de vida de estos enfermos. La película describe muy bien la entrega del sacerdote, el sacrificio y duro trabajo que lleva en la isla hasta entregar su vida, contagiado por la lepra.

La popularidad del topónimo se debe a una película española, Molokai, en la que el director Luis Lucía recreó la peripecia del sacerdote belga, cuyo papel protagonista desarrolló brillantemente el actor Javier Escrivá.

La versión holandesa de Molokai fue rodada a las órdenes del director Paul Cox. El biopic, coproducido por varios países, muestra a las claras la entrega a Dios de un hombre valeroso. Se trata de una historia bien cuidada, a partir de la biografía escrita por Hilde Eynikel, que cuenta con un elenco de actores de altura, comenzando por David Wenham en el papel protagonista, un actor australiano no muy conocido hasta que formó parte del equipo de El señor de los anillos: El retorno del rey. Le acompañan intérpretes de prestigio como Peter O'Toole, Tom Wilkinson o Derek Jacobi.

Molokai no es el único filme en el que aparecen leprosos, aunque sí es uno de los pocos en los que la enfermedad y sus efectos devastadores tienen una presencia constante. Lo cual no significa que lo que allí se muestra resulte ajustado a la medicina y a la realidad.

La lepra no es una dolencia muy cinematográfica, aunque podemos rastrear su presencia por un puñado de excelentes producciones. Aparece en las dos versiones de Ben Hur (1926 y 1959). Quizá recuerden mejor esta última, dirigida por William Wyler e interpretada por Charlton Heston. Hay otra referencia que no queremos olvidar: En Braveheart (1995) su protagonista, Mel Gibson, se enfrenta a su enemigo inglés, cuyo cerebro en la sombra es un noble leproso y malvado... Aquí, la enfermedad es símbolo de perversión moral. Un último apunte, una última cita: La ciudad de la alegría, de Roland Joffé (1992), basada en una novela de Dominique Lapierre. Libro y película están ambientados en la India, el país en el que se concentran, incluso hoy, la mayoría de los leprosos del mundo.

¡Estamos de enhorabuena! Ya tenemos un santo más al que pedir intercesiones

José Luis Panero

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