He dejado pasar unos días desde la muerte -asesinato- de dos soldados españoles que prestaban servicio en Afganistán. Antes, no me parecía digno recordarlo, lo importante era respetar el dolor de los familiares.

Por lo general, los propagandistas suelen ser más papistas que el Papa, y mira que el papa Zapatero es un personaje difícil de igualar en desatinos. Pues bien, en un medio público, es decir, controlado por ZP, el mismo día del atentado, pude oír -no lo grabé, pena- la siguiente animalada: la zona donde el talibán suicida terminó con la vida de los dos compatriotas e hirió a otros cinco, estaba próxima al lugar que la aviación norteamericana había bombardeado provocando 87 muertos, 60 de ellos niños.

Queda claro el mensaje: la culpa de la tiranía afgana no la tiene el fanatismo talibán, sino los gringos.

El zapatismo no aprende. Sus obsesiones han convertido a España en un país resentido y cobardón, incapaz de enfrentarse a los radicales islámicos que pretenden reconquistar Al Andalus, los mismos que asesinaron a 192 españoles el 11-M, los mismos que rocían con ácido a las mujeres que se niegan a seguir la ley islámica, pero la culpa no la tienen los talibanes, la tienen los gringos. Los soldados afganos prefieren combatir con los marines, no porque sean más valientes que los españoles sino porque la cadena de mando zapateril es medrosa, y la norteamericana no.

Estados Unidos lleva medio siglo cargando sobre sus hombros con la defensa de Occidente, mientras los pacifistas estilo ZP, sus presuntos aliados, les acusan de belicismo. En el mismo Afganistán, Estados Unidos ha perdido 441 hombres, lo mismo que el resto de la misión conjunta de la OTAN.

A veces, por ejemplo en Irak, Estados Unidos mete la pata hasta las corvas, sí, pero ni eso puede borrar la gloria de ser un país dispuesto a defender sus principios. Europa, y España más que nadie, se dedican a acariciar a la fiera y escupir al hermano.

El zapatismo es el Síndrome de Estocolmo en estado puro. Es la Generación Manjón, aquella mujer que sufrió la terrible desgracia de que los islámicos mataran a su hijo el 11-M pero que consideraba responsable de su muerte, no a Ben Laden, sino a José María Aznar.

Más que maldad, lo del zapatismo es demencia. Bueno, demencia y cobardía.

Eulogio López

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