• El Gobierno Rajoy dará luz a las "compañías de gestión de activos inmobiliarios".
  • Se permitirá a los bancos desconsolidar estos instrumentos en sus balances. 
  • Ahora queda por saber si el saneamiento conllevará algún tipo de ayuda pública.

El ministro de Economía, Luis De Guindos (en la imagen), lleva una semana de decisiones drásticas. Según ha podido confirmar Hispanidad el próximo viernes, en el Consejo de Ministros, se aprobará el decreto que regularán los bancos tóxicos privados, una herramienta de la que ya han echado mano otros países, como Estados Unidos, para solucionar los problemas derivados del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Aquí no se llamarán así, ni tampoco bancos malos, como prefiere llamarle alguna que otra ministra, como Fátima Báñez. Y no será uno, sino varios. Rajoy siempre se ha negado a dar vía libre al titular de Economía, Luis De Guindos para crear un instrumento financiero que sanea de inmediato los balances... con cargo al erario público, claro está. Será o no una chapuza contable, pero resulta más barato que las subastas de bancos en crisis. Y De Guindos lo sabe.

El responsable de Economía le ha cambiado el nombre al guiso y se lo va a presentar bien aderezado y 'emplatado' el viernes en el Consejo de Ministros bajo el nombre de Real Decreto Ley sobre Compañías de Gestión de Activos Inmobiliarios. El objetivo es segregar del balance de las entidades sus activos inmobiliarios para que el balance público y las cuentas de resultados presenten un semblante más risueño.

Suena bien aunque no deje de ser una enjuague contable. Ahora bien, estas compañías no son sino micro bancos tóxicos donde las entidades financieras puedan aparcar sus impagados inmobiliarios, como el verdulero que guarda en la trastienda los tomates con mal aspecto o las acelgas mustias. Los excedentes a punto de pudrirse tienen casi las mismas posibilidades de reverdecer que las promociones inmobiliarias a medio construir de venderse en buenas condiciones, pero la ventaja de los bancos tóxicos o las Compañías de Gestión de Créditos Inmobiliarios es que permiten a los bancos ofrecer un buen balance.

¿Le ha colado la pelota a Rajoy De Guindos? No. Sencillamente se la ha hecho más digerible, como también a los grandes bancos con escasa mora como el Santander, BBVA o Caixa, quienes consideraban un agravio comparativo y una intervención estatal en la libre competencia bancaria la creación de un solo banco tóxico, donde todos podían guardar sus inmundicias por igual, las de unos mucho más pesadas que las de otros, y hacer tabla rasa.

Rajoy no es ni puede ser el mismo que llegó al poder diciendo que jamás inyectaría dinero en la banca española. Lo dejó de ser mucho antes de su entrevista en Onda Cero, que precedió a la 'dimisión fulminante' de Rodrigo Rato. El asunto Bankia puede costarnos así mucho más dinero sin Rato que con Rato, a los niveles de derroche de dinero público de la intervenida y subastada -por Zapatero- CAM. Los socialistas abrieron la veda en las ayudas a las entidades financieras, en lugar de dejarlas quebrar.

Ya no hay marcha atrás. El PP no ha dado un duro para apoyar a la banca, pero es posible que ahora tenga que hacerlo. Queda por ver bajo qué condiciones se van a crear las pintureras Compañías de Gestión de Activos Inmobiliarios. ¿Serán de creación obligatoria incluso para El Santander o el BBVA o Caixa, los ricos que no lloran?

¿El Estado avalará las operaciones que realicen? ¿Se otorgarán exenciones fiscales a los compradores de los productos inmobiliarios? ¿Se concederán ayudas públicas a los bancos si la medida es voluntaria para no denigrar a los que recurran a este modelo de saneamiento? ¿Les regalarán a los compradores de pisos una vajilla portuguesa o un juego de mantas? Y en suma, ¿quién pagará la cuenta?

Sara Olivo

sara@hispanidad.com