El ministro de Defensa, José Bono, quiere chupar cámara. A falta de medalla, buena es la alcachofa. Vestido con chaleco militar y casco se ha desplazado a la zona con la parafernalia de la cámara. Menos mal que Bono era patriota "pero no de loj de loj tanquej". Ahí está, robando protagonismo al mismo presidente del gobierno, que para eso él se quedó a ocho votos en las primarias del PSOE.

Pero claro, los intentos goebelsianos no han funcionado. Y a fe que lo han intentado, porque los reporteros de TVE no pudieron entrevistar a los soldados supervivientes de la catástrofe. Libertad de expresión se llama. Pero los periodistas existen. Y los que han roto el muro de silencio impuesto por el ministro han conseguido testimonios que niegan la versión oficial. Tanto La Voz de Galicia como el diario ABC publican informaciones que apuntan a que el "accidente" se debió a un ataque exterior. La misma tesis que ha defendido hispanidad.com de fuentes militares.

En todo caso, sea un accidente o un ataque, Bono tiene un problema. Aunque haya identificado "indubitativamente" los cadáveres en tiempo record. E incluso aunque se les ofrezca un homenaje por todo lo alto. Porque si se trata de un accidente, los parecidos con el Yakolev son demasiado evidentes. Pero si se trata de un ataque, la opinión pública preguntará qué es lo que realmente hacemos ahí y si de verdad vale la pena la operación.

Por cierto, que tal y como informó hispanidad.com el pasado martes, elconfidencialdigital.com señala hoy jueves 18 de agosto que los familiares de los soldados desplazados piden el regreso de las tropas. No siempre son voluntarios, porque aunque teóricamente vaya quien quiera a las operaciones exteriores, en el ámbito militar no es "digerible" que alguien se quede en tierra cuando sus compañeros se van.